Innsworth y el escrutinio de la SRA chocan en la reorganización de las demandas colectivas en el Reino Unido
Una nueva salva en la saga de las acciones colectivas en el Reino Unido pone en el punto de mira la financiación por terceros. La Autoridad de Regulación de Abogados (SRA) ha criticado algunos aspectos de las prácticas de demandas colectivas -en concreto, en torno a la financiación y las comisiones de remisión-, lo que plantea preguntas incómodas para las empresas demandantes y sus financiadores. El último punto álgido afecta de nuevo a Innsworth, el financiador del largo litigio de Mastercard entablado por el representante colectivo Walter Merricks CBE, en el que las disputas sobre la distribución de los acuerdos y la economía del financiador han saltado a la luz pública.
Un artículo de The Times informa de que el organismo de control ve «malas prácticas» en algunas partes del mercado y señala la escalada de tensiones relacionadas con el acuerdo de Mastercard por valor de 200 millones de libras -muy por debajo de los 14.000 millones de libras iniciales de la demanda-, que ha provocado la amenaza de acción de Innsworth sobre las condiciones del acuerdo. El artículo subraya la dinámica de financiación que ahora se entreteje en prácticamente todas las grandes demandas masivas del Reino Unido, desde los casos de exclusión voluntaria de la competencia hasta las demandas sobre privacidad de datos; el encuadramiento de la SRA sugiere una regulación más estricta de los flujos de honorarios y la gobernanza en los acuerdos que alinean a empresas, financiadores y afiliados de marketing.
Más allá del dramatismo inmediato de los casos, convergen dos tendencias estructurales. En primer lugar, el examen de los contratos post-PACCAR ha hecho que los financiadores y los representantes colectivos renegocien la economía y la divulgación, con los tribunales vigilando de cerca. En segundo lugar, el apetito político y judicial por una supervisión «ligera» (en lugar de límites de precios) sigue siendo cambiante, incluso a medida que aumentan el tamaño del mercado y el alcance de los demandantes.
Si la SRA pasa de las declaraciones cautelares a la aplicación selectiva, las empresas pueden reformular los acuerdos de remisión e introducir una delimitación adicional en torno a la influencia del financiador para evitar conflictos.