El plan de inversión del bufete de Burford provoca críticas
La nueva iniciativa de Burford Capital de adquirir participaciones minoritarias en bufetes de abogados estadounidenses ya está encontrando resistencia entre los defensores de la reforma de la responsabilidad extracontractual y los grupos afines a las aseguradoras, que argumentan que la estructura podría difuminar las lealtades dentro de la relación abogado-cliente. El plan, descrito por el director de desarrollo de Burford, Travis Lenkner, como «inversiones minoritarias estratégicas» para ayudar a los bufetes a escalar, se basaría en organizaciones de servicios gestionados (MSO) que albergan activos de back-office y dejan el trabajo jurídico en manos de una entidad propiedad de los abogados. Sus partidarios la presentan como una alternativa favorable a los abogados frente al capital riesgo; los escépticos ven en ella una forma de eludir por la puerta de atrás las prohibiciones de los colegios de abogados estatales sobre la propiedad por parte de no abogados.
Un artículo del Insurance Journal informa de que los críticos, entre ellos William Large, del Instituto de Reforma de la Justicia de Florida, advierten de que los acuerdos tipo MSO podrían inclinar la toma de decisiones hacia los inversores centrados en los «grandes veredictos», amenazando la independencia del bufete y los intereses de los clientes. En la actualidad, sólo Arizona permite la propiedad directa a personas que no sean abogados, y aunque Utah y Washington D.C. han suavizado las normas en los márgenes, la mayoría de los estados siguen aplicando prohibiciones claras.
El debate se ha agudizado a medida que proliferan los regímenes de divulgación y concesión de licencias: al menos 16 estados exigen ahora algún nivel de transparencia en la financiación de terceros. El artículo del Insurance Journal también menciona una reciente opinión ética del Colegio de Abogados de Texas que da luz verde a las MSO para los servicios de los bufetes de abogados en condiciones muy limitadas, aunque no responde a la cuestión más amplia de la influencia de los inversores externos. Por su parte, Burford afirma que entiende los límites éticos y que pretende ser un inversor pasivo centrado en el crecimiento del bufete y el apoyo operativo.
Para el sector de la financiación jurídica, la vía de las MSO supone una prueba crucial. Si los colegios de abogados y los tribunales aceptan estas estructuras, el capital podría fluir directamente hacia las operaciones del bufete, acelerando potencialmente la creación de carteras, el gasto en tecnología y el apalancamiento de los clientes. Si los reguladores se resisten, habrá que esperar nuevas peticiones para que se establezcan normas explícitas sobre la propiedad, la divulgación y el control, junto con alternativas creativas (facilidades de crédito, participaciones en los ingresos y carteras híbridas) para reproducir las ventajas de las MSO sin la controversia sobre la gobernanza.